martes, 16 de marzo de 2010

Bacherlard, G.

La Casa

Del sótano a la Guardilla

El Sentido de la Choza

I

Para realizar un estudio fenomenológico de los valores de intimidad del espacio interior, la casa es un ser privilegiado. Para lograr esto debemos ver más allá de los detalles de la descripción de la misma. “La casa es nuestro rincón del mundo… nuestro primer universo. Es realmente un cosmos.” (Bachelard, 2000).

Todo espacio que sea habitado tiene como esencia la noción de casa. La persona que se resguarda en un espacio hace sensibles los límites de su albergue y vive la casa con el pensamiento y los sueños en la realidad y en su virtualidad.

Las personas tenemos gran cantidad de recuerdos, de los cuales, los recuerdos creados dentro la casa tienen una mayor tonalidad o calidez que los recuerdos creados en el exterior, pues la casa alberga a la persona que sueña, la casa dos da paz para poder soñar.

La casa le da a nuestros pensamientos, recuerdos y sueños un sentimiento de integración y el pasado, el presente y el futuro le dan a la misma dinamismos diferentes.

La casa recoge todo lo que es el hombre, todos sus pensamientos, sin ella el hombre sería un ser disperso, pues la casa es el primer mundo del hombre y ahí era donde éste se sentía protegido, por lo que tal sentimiento de protección continúa.

II

Gracias a la casa guardamos una gran cantidad de recuerdos, y si esta casa tiene muchos sitios diferentes dentro, los recuerdos se hacen más característicos y detallados. “El espacio conserva el tiempo comprimido. El espacio sirve para eso.” Y la memoria no registra la duración de un recuerdo, sino por medio del espacio.

III

Normalmente el inconsciente sabe estar a gusto en cualquier lugar. Y el psicoanálisis llama a la persona a vivir en el exterior, salir del albergue y experimentar las aventuras de la vida.

IV

Los valores del albergue con muy sencillos y se encuentran enraizados en el inconsciente de la persona que se les puede encontrar por una sencilla evocación, más que por una descripción detallada. La casa debe ser un lugar para soñar, un lugar en el que la descripción de tal sueño no sea posible decir; debe ser un lugar en dónde se pueda descansar del pasado.

Una descripción de una casa no puede hacer que otra persona sienta lo que la persona que ahí vivía siente al recordar todos esos sitios, recodar los recorridos, los aromas, etc. Así el recordar una casa se hace psicológicamente complejo.

La casa en donde se ha vivido por mucho tiempo está inscrita físicamente en nosotros. Por medio de costumbres, conocemos todos y cada uno de los rincones de nuestra casa. Podemos caminar en la oscuridad dentro de ella y acostumbrarnos a aquel escalón que es más alto que los demás…

V

“La casa es un conjunto de imágenes que dan al hombre razón o ilusiones de estabilidad.” Para ordenar tales imágenes se deben tomar dos puntos de enlace principales:

1. “La casa es imaginada como un ser vertical”;

2. “La casa es imaginada como un ser concentrado”.

La verticalidad se da por la localización del sótano y la guardilla, uno abajo y otro arriba. Y comúnmente es el sótano, oscuro y frío, a diferencia de la guardilla, el sitio de la casa al cual el hombre teme ir, pues todo el tiempo ese sitio es oscuridad total y el miedo se magnifica en tal sitio.

La torre, los subterráneos profundos, están en ambos sentidos verticales de la casa, como estamos acostumbrados, inconscientemente, a su verticalidad. En cuanto a las escaleras, tenemos sensaciones de cada una de ellas: las escalera que van al sótano, al pensar en ellas pensamos en “bajar”, es el camino hacia abajo lo que más se guarda en nuestros recuerdos y da una sensación de temor. La escalera que va al cuarto se sube y se baja, pues es normalmente un área de transición y que es frecuentemente utilizada para andar en la casa y da una sensación familiar al ser tan utilizada. Por último la escalera que lleva al desván es una escalera que siempre “sube”, el subir por esa escalera tan inclinada es lo que queda en nuestra memoria después y da una sensación de soledad tranquila.

Otro detalle importante de la casa y su localización es el ruido del sitio en dónde se encuentra, pues si ésta está en la ciudad van a ser comunes los sonidos de los autos y el gran alboroto y agitación que hay en este lugar, mientras que en espacio rural no habrá tanta agitación y será un lugar más silencioso.

VI

“Los centros de condensación de intimidad donde se acumula el ensueño”. Estos centros de condensación o concentración son los sitios de la casa en donde nos sentimos más seguros y con más fuerza que en ningún otro sitio. Es ahí de dónde guardamos más recuerdos.

“Las imágenes, los grabados sencillos, los ensueños de nuevo. Nos devuelven estancias del ser, casas del ser, donde se concentra una certidumbre de ser.”. Las imágenes no pueden permanecer quietas, pues una imagen irradia ondas de imaginación.

De muchas maneras se tiene esa intimidad con el hogar, con los recuerdos y las imágenes. Todo está en la cabeza e imaginación del hombre, quién tiene todo un libro de recuerdos y sensaciones personales de su casa de la infancia.

Bibliografía:

Bachelard, G. (2000). La poesía del espacio. Editorial Fondo de Cultura Económica. 2ª Edición en español: México.

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